El sistema muscular se compone de una variedad enorme de músculos, entre los cuales encontramos:

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Músculos fusiformes. 

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Aquellos con forma de huso, gruesos en la parte central y delgados en los extremos, como los presentes en los miembros superiores e inferiores.

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Músculos planos y anchos. 

 

Presentes sobre todo en la pared abdominal, movilizan y protegen a los órganos internos inferiores.

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Músculos abanicoides. 

 

Como su nombre lo indica tienen forma de abanico, y dos ejemplos importantes son los pectorales (en el pecho) y los temporales (en la mandíbula).

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Músculos circulares. 

 

Presentan forma de anillo, por lo que sirven para cerrar (al contraerse) o abrir (al relajarse) diversos conductos, como el orificio anal por el que defecamos.

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Músculos orbiculares. 

 

Semejantes a los fusiformes, pero tienen un orificio en el centro, por lo que permiten abrir y cerrar otras estructuras. Un ejemplo es el músculo orbicular que hay en nuestros párpados.

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